El sistema internacional enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia reciente, ante las acciones de gobernantes de algunas grandes economías que mediante discursos y medidas proteccionistas amenazan con una guerra comercial global, bajo la falacia de que los impuestos a las exportaciones fortalecen su industria nacional. Abrir la puerta a represalias generalizadas puede generar un riesgo de desestabilización y contracción del comercio, precipitando una recesión global de proporciones históricas, con graves consecuencias para las empresas y las familias en todo el mundo.
Además de esas amenazas, subyace el riesgo de fractura del multilateralismo ante las intenciones de algunas naciones de retirarse del Acuerdo de Paris y de la Organización Mundial de la Salud, así como debilitar a la alianza de países de Europa y América del Norte, la OTAN.
La comunidad internacional enfrenta también factores de riesgo que podrían derivar en shocks macroeconómicos por inestabilidad en los precios de materias primas y el petróleo, ante la falta de acuerdos serios que permitan poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania y al conflicto armado en la franja de Gaza. Parece difícil dejar atrás varios años de impactos negativos para que la economía mundial pueda crecer por arriba de 3% promedio observado antes de la pandemia COVID-19 y el comercio global recupere su dinamismo.
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